¿Nunca les sucedió de estar pasando por una tormenta y no ven la hora de que pase?.
¿El sentir que estamos cansados, que no podemos más y queremos renunciar?.
Algo así como que esa enorme tormenta nos va a aplastar.
En este tiempo me di cuenta de muchas cosas y una de ellas es que debemos disfrutar esas tormentas... Como dice en Santiago 1: 2-3 RVR1960: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
¿Por qué? Por el simple hecho de que son mandadas por Dios para que nos ayude a despejar nuestro camino, observarnos en el interior (nuestra alma, nuestro espíritu), el sacar algunas actitudes que teníamos y cambiarlas por algunas mejores.
Estas tormentas nos hacen ser mucho más de lo que éramos antes y sobre todo en un nuevo nivel de madurez espiritual. No nos enojemos y tampoco nos preguntemos el por qué a mi, solo dejemos que Dios cambie lo que tenga que cambiar para que podamos ver las cosas más allá de la que cualquier persona ve.
Cuando vemos con los ojos de Cristo, no todo es tan complicado, y empezamos a entender el por qué de dicha tormenta o proceso. Empezamos a tener la mente de Cristo en nosotros.
No estoy pidiendo que saltemos de felicidad cuando estemos pasando una prueba, sino saber que después de todo el proceso viene la bendición y estar gozosos de saber lo que Dios es capaz de hacer con cada uno de nosotros.
Mejores cosas vendrán porque vamos de Gloria en Gloria.
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