top of page

Darle a Dios lo que le corresponde.

Todos en algún momento escucharon hablar de la historia de Noé.

Les voy a parafrasear la historia para aquellos que no la conocen: Dios ve la maldad y la corrupción en la Tierra y decide enviar un diluvio para destruirla. Sin embargo, encuentra gracia en Noé, un hombre justo y recto, y decide salvarlo a él y a su familia.


Dios instruye a Noé para que construya un arca para proteger a su familia y a dos de cada especie de animal. Noé obedece y construye el arca.


Finalmente, el diluvio llega y dura 40 días y 40 noches. El arca flota sobre las aguas y Noé y su familia, junto con los animales, son los únicos sobrevivientes.


Cuando las aguas se retiran, el arca se posa en el monte Ararat. Noé suelta un cuervo y una paloma para determinar si la tierra está seca. La paloma regresa con una rama de olivo, indicando que la tierra está lista para ser habitada de nuevo.


Noé y su familia salen del arca y Dios hace un pacto con ellos, estableciendo el arcoíris como señal de su promesa de nunca más destruir la Tierra con un diluvio. (Génesis capítulos 6; 7; 8 y 9)

Bien, no quiero contarles la historia en sí, sino que quiero que vayamos directamente casi al final de la historia. Génesis 8:20 "Luego edificó Noé un altar a Jehová, y tomando de todo animal limpio y de toda ave limpia, ofreció holocausto."


Por un momento cierren sus ojos y piensen que hubiesen hecho en su lugar, teniendo en cuenta de que los animales en el arca eran dos de cada especie que existía en la tierra. En el tiempo de antes la naturaleza era un sacrificio verdadero, era puro, ya que expiaba los pecados de la gente. Pero Noé decidió realizar ese sacrificio, realizando un ofrecimiento costoso a Dios.


¿Qué quiere decir esto?

Es que lo más probable, que Noé haya tenido que correr el riesgo de extinguir alguno de estos animales que utilizó para realizar el sacrificio. Y a Dios le gustó este costoso sacrificio, pero no porque Dios sea ambicioso y quiera obtener todo de nosotros, porque en realidad el es el dueño del oro y la plata, todo lo que tenemos en realidad es gracias a Él y todo vuelve a Él. Sino porque Dios se sacrificó a un gran costo.


Dios quiere, Dios anhela un sacrificio costoso de nosotros, pero no estoy hablando del dinero en si, no me malentiendan. Hablo de tu corazón, del mío, de tu mente, de tus pensamientos, de tu tiempo, pareciéndonos más a Jesús que es una muestra del sacrificio perfecto y costoso de Dios.

Tenemos que comprender que nosotros no tenemos nada, sino que Dios provee hasta la más mínima cosa.


Para finalizar decirles que el más agradable olor en este versículo que les compartí anteriormente es el corazón de Noé, es tú corazón en este momento.


¿En donde está tú corazón cuando estamos ofrendando?


ree

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

©2020 por Aliento de Vida. Creada con Wix.com

bottom of page